ruido blanco

No existe el silencio.
Se funde en la nebulosa.
El agua negra te envuelve y te arrastra
hacia dentro
hacia el punto de dolor más agudo,
hasta el núcleo putrefacto
y oscuro.

Las heridas abrazan de madrugada con tanto ímpetu que quedas cerca de perder la razón, 
hasta casi perder el sentido de los latidos, el conocimiento.
El llanto empapa tan sólido que se diluyen los cimientos.
Repetición tras repetición.
Se crea la cadencia en el error.
Bucle.
Has vuelto a aparecer en mis pesadillas. Han vuelto a mirarme desde el infierno tus ojos llenos de veneno. 
Las ideas se caen a pedazos. Se desmenuzan al pensar co-mo-mi-gas-de-pan.
El vapor de las voces flota a mi alrededor hasta desvanecerse en la nada.
Ya no queda. Ya no queda nada. Nada en ningún espacio-tiempo.
Y de repente todos los pájaros están muertos.