Volvía la luz dorada. Volvía la luz dorada en mañanas en las que ni siquiera pensaba en volver a despertar. Me habría gustado encontrarme con un mundo gris y desolado que ocultara toda mi desidia y me arrancara la piel mientras el silencio me arañaba las ideas. Me habría gustado astillarme los huesos. Saltar desde una ventana muy alta y convertirme en ceniza para que el viento disgregara para siempre mi cuerpo. Pero en vez de arrojar mi existencia al vacío, empecé a fumar. Y pensaba. Tanto las palabras como la ausencia de ellas me sabían a veneno. Y entonces volvía. Volvía la luz dorada y también los monstruos, devorando ávidamente lo que lentamente había estado construyendo.
A Silver Mt. Zion, Black waters blowed/ Engine broke blues