Si desde el principio hubiese sabido que encontraría la felicidad en la certeza de la muerte, te habría buscado y llegado a ti hace mucho tiempo. Sin rima, sólo envueltos por el humo y la viva decadencia del caos en los cerebros. Sonriente y sangrante, yo, y abierta en canal como nunca antes, mientras sonriente y ensangrentado, tú, caminas a tientas aferrándote a la más insondable oscuridad sin miedo a las consecuencias.
Te quiero.